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So Lazo: creatividad, marca personal y éxito en la ilustración

ENTREVISTA

Conversaciones inspiradoras con ilustradores y otros profesionales del sector en las que descubrimos sus historias personales y aprendemos de sus éxitos y fracasos.

Volvemos con las entrevistas, y al igual que las anteriores, esta también ha sido muy especial.

Por un lado, he podido conocer a una reconocida ilustradora cuya especialidad en el mundo de la ilustración es algo nueva para mí, con lo cual he podido aprender muchísimo y encontrar inspiración en sectores con los que, por el momento, no me he relacionado tanto, como son el diseño de moda y de producto.

Por otro lado, porque es la entrevista en la que más nerviosa y tímida he estado, lo cual me descentró por completo, pero también me permitió ver que no solo estaba entrevistando a una artista increíble, sino también a una bellísima persona con una empatía maravillosa.

Estoy hablando de So Lazo, ilustradora y tatuadora salvadoreña cuyo talento y amor por el diseño la han llevado a crear un universo mágico y una marca personal muy colorida, auténtica y, por qué no decirlo, exitosa.

Así es, Sonia no solo tiene talento, sino que además es tan agradable como su obra refleja.

El día que la entrevisté yo no estaba en mi mejor momento anímico. Para colmo, padezco de migrañas, y momentos antes de empezar la entrevista noté que, más pronto que tarde, se venía un buen dolor de cabeza. Todo eso derivó en que yo, mentalmente, anticipara que la iba a liar y le hiciera saber lo tensa que me sentía por la situación.

Es por eso que, antes de pasar a la entrevista, a Sonia tengo que agradecerle sus palabras de apoyo en ese momento y su generosidad, pues a pesar de todo, ha quedado una entrevista fantástica y muy completa que sé que a más de uno/a le va a motivar, inspirar y enriquecer a partes iguales.

Y ahora sí, os dejo con esta pedazo de entrevista.

Entrevista: So Lazo

Para ponernos un poco en contexto, ¿quién es Sonia Lazo? ¿De dónde eres y cómo te ganas la vida?

Pues soy Sonia Lazo, aunque prefiero que me llamen So Lazo, y soy de El Salvador, en Centroamérica.

Me dedico totalmente a la ilustración aplicada a todo lo que pueda: ropa, accesorios, productos para el hogar… También soy autora de libros y, aparte de eso, tatúo.

Básicamente, aplico mi arte en cualquier superficie que sea posible.

Estudié oficialmente diseño gráfico en El Salvador, pero desde que estaba a mitad de la carrera me empecé a dedicar de lleno a ilustrar y no he parado desde entonces.

De acuerdo, repasemos tu infancia para conocer mejor tu relación con el dibujo.

¿Te gustaba dibujar entonces?

Sí, siempre me gustó, pero tampoco estaba obsesionada. Me gustaba dibujar como a cualquier niño.

Me gustaba mucho dibujar ropa. Lo que más hacía era diseñar ropa.

Y en tu familia, ¿hay algún otro artista más?

No, de hecho, no hay nadie en mi familia que se dedique al área creativa; mis papás son doctores.

Igualmente, mi mamá sí influyó en mi gusto por la moda. Ella siempre se ha preocupado un montón por su estilo y recuerdo que desde pequeña muchas veces la acompañaba cuando mandaba a hacer sus vestidos con una costurera. Llevaba fotos de revistas y compraba la tela y todo eso.

Fue algo que a ella siempre le gustó, aunque no tuviera nada que ver con lo que hacía por trabajo. Creo que eso me marcó bastante.

Vale, entonces, llegado el momento decides estudiar diseño gráfico. ¿Cómo es que empiezas a trabajar como ilustradora? ¿Cómo haces ese paso del diseño a la ilustración?

No fue nada planeado, porque cuando yo me gradué del colegio no tenía ni idea de lo que quería hacer. Fue en ese último año de mis estudios en el colegio cuando me di cuenta de que tenía que decidirme.

En un primer momento, pensé en estudiar ingeniería, ya que las materias en las que mejor me iba eran matemáticas y física, pero la idea de pensar e imaginarme en una oficina haciendo un trabajo de este tipo no me convencía nada; sentía que me iba a aburrir mucho.

Al final, elegí seguir dibujando.

En ese entonces quería estudiar diseño de moda, pero en mi país, El Salvador, no existía esa carrera. Lo más parecido se llamaba Diseño de Producto Artesanal. El primer año de universidad las materias eran las mismas que las de diseño gráfico, pero luego había un año en el que se estudiaba diseño de ropa. Fue por eso que empecé estudiando esta carrera en el 2010.

Ahí fue que me enteré de qué era la ilustración, porque antes de eso no sabía nada. Y me empezó a gustar, pero no consideraba que yo tuviera el talento necesario como para dedicarme a ello, entonces continué.

Hice dos años y medio de Diseño de Producto, entonces me di cuenta de que no me gustaba lo que estaba haciendo, no me llenaba y decidí cambiarme a Diseño Gráfico.

Tras ese cambio, todo pasó a ser ilustración: todos los proyectos, todas las clases, todo era ilustración para mí.

¡Ah, ok! Entonces entiendo que tu período de experimentación en el campo de la ilustración empezó mientras todavía eras estudiante. ¿Puede ser que ahí ya se iniciara todo este proceso de encontrarte con tu estilo, tu mensaje y todo lo que tiene que ver con tu manera de expresarte?

Sí, seguí conservando el mismo interés por el diseño de ropa, pero en la universidad exploré muchísimo más en cuanto a expresión y estilo.

¿Cómo definirías tu estilo?

¿De ilustración o en general de cómo me visto?

De ambas cosas, si te parece bien.

En general, lo describiría como una mezcla de colores vibrantes y emociones. Para mí, es principal que se vea divertido. Aunque la temática o el mensaje sean un poco oscuros, siempre trato de que se perciba de una manera más alegre, ligera y que haga sonreír a las personas.

A mi parecer, tienes un estilo bastante reconocible, pero lo que más me gusta es que se siente muy auténtico. Ya he hablado en ilustraWoop de lo que es para mí la autenticidad y, sin duda, tu trabajo reúne todos los requisitos. Se ve transparente, como si pudiéramos llegar a conocerte a través de lo que creas; y también es original.

Por otro lado, da esta sensación de que fluyes con ello. Se nota que te diviertes y te gusta aplicar tus ilustraciones a productos, pero ¿qué hay de la parte de los bloqueos? ¿Cómo se vive y gestiona eso en tu día a día?

Creo que es más complicado cuando son proyectos freelance para marcas o empresas externas a ti, porque el trabajo personal consiste básicamente en hacer lo que te gusta, y ahí puedes hacer cualquier cosa.

En el caso de trabajar para otros, lo primero que hago es definir bien el objetivo: qué tipo de pieza tengo que hacer y qué es lo que debo comunicar. A partir de eso, me pongo a pensar en ideas o palabras clave. Empiezo a imaginar, haciendo un brainstorming mental; no hago demasiados bocetos, la verdad. Cuando tengo una idea pensada y sé que puede funcionar, entonces empiezo a bocetar.

Claro, tú tienes tu marca personal y vendes productos a través de Printful, ahí pones tus normas. Igualmente, es curioso saber que esa libertad creativa te evita tener bloqueos. Yo, por ejemplo, si puedo, según las circunstancias, llegar a bloquearme, aunque el trabajo sea más personal. ¡Me das envidia! jaja.

Y, volviendo al hilo anterior, ¿cómo pasaste de esa exploración artística en la universidad a acabar vendiendo productos en Printful y, aparte, tatuando y publicando 2 libros?

Pues todo empezó, más o menos, alrededor del 2014, cuando ya estaba estudiando diseño gráfico.

Creo que empezar a utilizar las redes sociales para compartir lo que hacía fue muy importante. Así que publicaba dibujos muy personales en Instagram. Era como una especie de terapia para mí, me desahogaba y expresaba mis emociones de esa manera.

En un principio, no tenía planes de que aquello se convirtiera en un trabajo.

Aparte de Instagram, también empecé a usar Behance y fue allí donde conseguí mi primer proyecto de ilustración, que, de hecho, fue para Adobe.

En ese momento todavía estaba estudiando y esta oportunidad fue algo muy grande para mí, algo que nunca me había imaginado que podría pasarme. Creo que fue lo que me dio la confianza necesaria para poder creer que sí era lo suficientemente buena para dedicarme a la ilustración.


Perdona, una pregunta: ¿ese trabajo con Adobe fue tu primer encargo de ilustración o habías hecho algo anteriormente con clientes más pequeños?

Sí, ese fue mi primer trabajo oficial; antes de eso, no había hecho encargos ni trabajos de ningún tipo. Estaba estudiando, pero gracias a ese proyecto se abrieron más puertas y poco a poco me llegaron más oportunidades.

Más adelante fue cuando empecé a pensar en mi marca personal y en vender productos.

En mis redes sociales tenía cada vez más seguidores y, a veces, me decían cosas como que les encantaría tener mis ilustraciones en físico. Eso me motivó a querer aplicarlas en productos.

Empecé de manera local, participando en mercaditos en El Salvador mientras seguía siendo estudiante. Más adelante decidí abrir mi tienda en línea en Etsy.

¡Qué guay! Podría decirse, entonces, que el feedback que recibiste de tus seguidores al mostrar tu trabajo en redes fue lo que te motivó y mostró la utilidad que podías darle a tus ilustraciones.

¿Y lo de los tatuajes sucedió en paralelo o cómo fue que te involucraste en ese mundo?

Fue algo que surgió de la nada.

Empecé a tatuarme cuando estudiaba en la universidad. Al principio eran cosas chiquitas, nunca pensé en tener un montón, simplemente pasó con el tiempo.

Una de esas veces que me estaba tatuando, le comenté al artista que me gustaría aprender a tatuar. Él me conocía un poco por redes sociales y me dijo que me podía enseñar si quería y que podríamos empezar la semana siguiente.

Tuve suerte con eso.

Fue en el 2018. Luego, durante la pandemia, tuve que parar, pero ahora estoy tratando de retomarlo nuevamente.

Como decíamos, también tienes dos libros publicados. ¿Cómo surgieron esas oportunidades? ¿Lo propusiste tú o contactaron contigo?

Sí, lo de los libros también fue una sorpresa. No era algo que yo hubiera imaginado tampoco.

Me contactaron por correo desde Chronicle Books. Tal vez vieron mi trabajo en Instagram o Behance.

Al principio, la editora que me contactó me propuso ilustrar un libro, no escribirlo, pero más tarde me dijeron que si me sentía cómoda y quería, también podía escribirlo. No sé muy bien qué pasó, tal vez no consiguieron dar con un escritor para este proyecto.

Fue bastante intimidante porque yo nunca había escrito nada, no soy escritora. Hasta el momento, solo había hecho pequeños cómics o frases en ilustraciones, pero decidí intentarlo.

Fue fácil en el sentido de que ellos me dijeron de qué querían que tratara el libro y me pasaron una especie de guía. A partir de eso, yo pude ir explorando cada tema.

El primer libro fue Witch, Please!

Dos años después, otra vez con la misma editorial, fue cuando me escribieron y me propusieron escribir otro libro.

Este último fue completamente libre. Se trata de una colección de cómics pequeños y fue algo que yo les propuse porque ya tenía algunos y podía crear muchos más. Se publicó el año pasado y se llama Save Me! (From Myself).

Me encanta. Eres un claro ejemplo de diversificación: eres ilustradora, tienes un estilo propio, pero trabajas en varios campos. ¿De dónde dirías que obtienes la mayor parte de tus ingresos? ¿Qué tipo de proyectos te resultan más rentables y te permiten vivir de la ilustración?

Definitivamente, mi tienda es mi marca personal. Ahí es donde consigo la mayoría de mis ingresos.

Los proyectos freelance no son tan frecuentes; los considero más bien un extra. Lo mismo me pasa con el tatuaje, no es algo constante.

Sin duda, mi tienda es mi principal fuente de ingresos.

¿Y cómo te organizas para llevar la tienda adelante? He escuchado en alguna entrevista que no dibujas todos los días. Entiendo que necesitas tiempo para gestionar las redes sociales y vender tu trabajo. ¿Cómo gestionas tu día a día o tu semana para producir y publicitar lo que haces? ¿Hay alguna estrategia detrás?

Sí, creo que podría decirse que he dividido el día.

En la mañana me dedico más a la parte de contestar mensajes, tanto en redes sociales como en la tienda. Básicamente, lo dedico al servicio al cliente y a la coordinación del trabajo.

En la tarde me dedico a la parte de dibujar, ya sea para diseñar productos nuevos o hacer piezas personales que luego se convierten en prints.

Al final, estoy creando constantemente. Puede ser un poco estresante en momentos, porque tengo que encargarme de todas las partes del negocio, pero es el precio que pago por ser independiente. Siento que no cambiaría esto por otro tipo de trabajo.

Claro, no es solo saber dibujar, hay más cosas que gestionar y, por ejemplo, las redes sociales no es solo cuestión de tener tiempo para llevarlas, sino también saber llevarlas: crear buen contenido y saber comunicarse. Aunque ahora los algoritmos tienen un poco locos a la mayoría de creativos, están bastante raros ¿Tú lo has notado?

Sí, creo que empecé a notar el cambio hace, más o menos, dos años.

La razón por la que he llegado a tener una cantidad alta de seguidores fue porque empecé en el 2013, y no ha sido un crecimiento de un día para otro, sino que se ha ido dando con los años. Pero sí, desde hace dos años, he notado cómo se empezó a estancar un poco, y eso de poder crecer se volvió más complicado.

No estoy segura de por qué es, pero creo que empezó cuando decidieron que iban a dejar de enseñar las publicaciones cronológicamente. Aun así, lo sigo utilizando porque es donde tengo más audiencia, pero viendo que ya no es tan confiable, he empezado a usar otras redes: Twitter, TikTok, etc.; y sí, supone trabajo extra tener que estar publicando y preparando contenido para eso también.

Sí, a mí lo que peor me sabe de todo esto es ver cómo hay ilustradores que se frustran por el tema de los likes y seguidores cuando, en realidad, no debería ser así; por no mencionar el tema de las IAs. ¿Qué le dirías tú a un ilustrador que está empezando?

Sí, creo que lo que acabas de mencionar es clave. Yo también lo he notado un montón: que personas que están empezando sienten mucha frustración porque no ven que estén creciendo en redes.

Lo que he aprendido de toda mi experiencia con la ilustración ha sido que lo más importante es hacerlo porque a ti te gusta. Dibujar lo que te apetece y apostar por lo que quieres expresar es principal.

También ser constante, porque lo que puede pasar es que se den por vencidos debido a la frustración de no estar creciendo en redes, pero en realidad, a eso no tienes que darle tanta importancia.

Lo principal es experimentar y crear cosas que te gusten y mostrarlas de igual manera. Y no me refiero solo en Instagram, sino en otros canales: participar en eventos locales, ya sean exposiciones, ferias, mercaditos, etcétera; esto siempre dependiendo del camino que quieras tomar.

No es lo mismo escoger la venta de productos y marca personal que otros tipos de trabajos freelance. Tal vez para esto último es mejor buscar oportunidades por medio de portafolios en línea y plataformas como Behance o LinkedIn.

Claro. Volviendo a eso, a lo de la venta de productos y marca personal, ¿hay algún tipo de estrategia de marketing e inversión, ya sea dinero o no, para promover tus productos o lo haces todo a través de redes sociales?

Toda la inversión que hago va para los productos. La verdad es que nunca he pagado en las redes sociales.

Vale. Pasemos a preguntas más enfocadas en tus procesos creativos. ¿Qué herramientas y técnicas usas principalmente?

Ahorita creo que casi todo lo que hago es en iPad y Procreate.

Antes también trabajaba en Photoshop y con una tablet Wacom, pero desde que compré el iPad, ya no he sentido la necesidad de usar otras herramientas.

Y luego, pues, para bocetar, a veces solo utilizo libreta y lápiz.

Si no me equivoco, antes también usabas técnicas más tradicionales como acuarela o serigrafía. ¿Esas técnicas ya no las utilizas?

Sí, cuando estaba en la universidad y empezando, utilizaba más las técnicas manuales.

Es algo que me gustaría retomar, pero creo que al final lo dejé a un lado porque eran proyectos que hacía para mí. Por ejemplo, el lino grabado y la serigrafía me relajan, pero tal vez son cosas que no vendían tanto. Al final, tuve que dejarlo de lado para poder mantener la tienda.

Ahorita solo utilizo el medio digital, pero me gustaría, de vez en cuando, retomar las técnicas manuales, porque me gustaba mucho eso.

Y en cuanto al futuro, más allá de eso, ¿hay algo que no hayas hecho y te gustaría hacer más allá de tu tienda?

Sí. Con Printful los diseños de ropa son cosas más bien sencillas. En el futuro me gustaría poder hacer piezas más elaboradas y diferentes: hacer colecciones de diseño de moda más exclusivas.

Claro, quizás te gustaría poder intervenir más en los patrones y demás. Bueno, yo no entiendo mucho de moda, pero entiendo que te refieres a poder controlar más todos los aspectos de lo que al final es una pieza de ropa.

Sí, quiero experimentar más con materiales, texturas, formas y patrones; que no se trate “solo” de diseñar ilustraciones para estampar en patrones ya hechos.

Y en cuanto a Printful, ¿podrías contarnos algunos detalles de cómo funciona? Sé que esto causa bastante curiosidad, sobre todo si se parte de cero.

Sí. De hecho, antes de Printful me tocaba hacer todas esas cosas que decía antes. Cuando estaba en El Salvador me tocaba, por ejemplo, ir a comprar tela, ir a imprimirla, trabajar con una cinturera, …

La razón por la que empecé a trabajar con Printful fue la pandemia.

En ese entonces, de repente, todos estábamos en cuarentena, no podíamos salir de la casa sin justificación; y cerraron el correo, no tenía manera de estar vendiendo y enviando como hacía hasta entonces.

Fue ahí que un amigo me habló de Printful.

Yo no sabía qué era dropshipping ni nada de eso, no conocía esos términos. Empecé a investigar y, básicamente, lo único que yo tenía que hacer eran los diseños del resto se encargan ellos: imprimen en los productos, los cosen en las camisas, las mandan, … Todo.

Printful fue lo que me salvó en ese período en el que no podía enviar nada desde El Salvador.

Después me he quedé usándolo porque me liberó mucho, me dio mucho más tiempo para enfocarme únicamente en mi parte favorita, que es dibujar. Entre otras cosas, se encargan de la logística y de los envíos, que es de lo más estresante para alguien que tiene un negocio creativo.

Claro, son cosas que, en un principio, poco tienen que ver con el dibujo, pero alguien las tiene que hacer, igual.

Pues creo que te he hecho todas las preguntas que tenía apuntadas. ¿Hay algo que te gustaría decir a aquellos ilustradores que vayan a leer esta revista, sobre todo a aquellos que estén empezando?

Tal vez reforzar lo importante que es no compararse con otros artistas. Creo que ese es un punto interesante, porque veo que a veces la gente se desmotiva cuando ve el trabajo de alguien que les gusta y que tiene cierto nivel de reconocimiento: empiezan a compararse negativamente.

Al final, todos somos distintos, nuestros caminos son distintos. Independientemente de que te lleve más o menos tiempo, lo importante es mantenerte enfocado en lo que te gusta y darte tiempo para tu exploración personal.

También, es primordial mostrarles a los demás tu trabajo. Siempre va a haber un público para tus cosas porque, al final, la verdad es que no somos tan únicos; y eso es bueno, en el sentido de que siempre va a haber personas que se sientan de la misma manera que nosotros, que piensen de nuestra misma manera, que tengan nuestros mismos gustos. Es importante hacer lo que a uno de verdad le gusta y no preocuparse tanto por los demás.

Claro, esos momentos de bajón pueden hundirte. En cuanto a esto, otra cosa que veo en ti es que en los momentos de bajón has sabido anteponerte, no quedarte de brazos cruzados. Igualmente, ¿Has vivido algún momento difícil o crítico en tu carrera en el que no supieras de primeras qué hacer? De momento, sabemos el de la pandemia.

Creo que ese fue el más difícil, porque estaba teniendo un ingreso más o menos estable y de repente con eso fue que ya no lo tenía.

En general, como empecé con mi marca mientras yo estaba estudiando, tuve la suerte de que mis papás me pagaron mi carrera y todo lo que empecé a ganar, pues lo empecé a ahorrar también.

Aparte, mi papá fue de esos papás que siempre te dice como tienes que ahorrar dinero porque nunca sabes lo que va a pasar y, por suerte, aprendí bastante bien eso.

Entonces, esa es la razón por la que tal vez no he tenido grandes bajones, pero sí casos en los que he tenido que reestructurar todo, como en ese momento o ahorita, que ya son casi dos años que me mudé del Salvador a Alemania.

Este ha sido también un periodo bastante complicado de ajustes en el que aún ahorita, casi dos años después, no me siento del todo estable; por la visa, apartamentos y otros procesos, pero sí, es principal siempre tratar de estar a flote y mantenerme creando. Al final, no puedo dejar de hacerlo.

Claro. Entonces, bueno, para acabar, la pregunta es ¿tú dirías que se puede vivir de la ilustración?

Sí, totalmente. Yo no lo creía antes, pero pues ahora sí.

Estoy de acuerdo contigo. Es una duda que tienen muchas personas, muchos ilustradores cuando empiezan e incluso cuando llevan ya un tiempo. Y no es fácil, pero sí, yo también pienso como tú.

¡Vale, pues ya estaría! Muchísimas gracias por haber aceptado esta entrevista, por estar aquí. ¡Yo he estado muy nerviosa! Soy una persona muy tímida y hoy, más que nunca, no lo he podido ocultar. ¿Te gustaría decir algo para despedir la entrevista?

No, no pasa nada. Tranquila. Yo también lo soy, pero quizás no se me nota tanto por la costumbre. Y pues sí, ¡gracias por invitarme! Igual ha sido un gusto y espero que a alguien le sirva toda esta información y que les pueda motivar a hacer y conseguir lo que quieren.

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